Mientras té preparas para celebrar el nacimiento de nuestro Salvador, que nació en un pesebre, la Navidad nos recuerda que Jesús no entró en nuestro mundo en un templo ó en un palacio. Entró en nuestro mundo en un establo humilde, sucio, maloliente, y frío y en un pequeño pueblo en medio de la nada. Jesús sigue entrando en nuestro mundo, en nuestras vidas, en lo cotidiano y en lo ordinario. Así que, mientras nos preparamos estos próximos días para estar con la familia y amigos, para osbservar tradiciones queridas para celebrar Su nacimiento. Asegurémonos de prestarle atención, de encontrarle no en lo extraordinario, sino en los acontecimientos ordinarios, en la gente corriente, en las circunstancias ordinarias de nuestras vidas. Porque hace 2000 años, el Hijo de Dios vino al mundo en un humilde pesebre, en medio de la noche, cuando la mayoría de la gente ni siquiera prestaba atención, y podemos apostar en 2022 que Él va a seguir llegando a nuestras vidas esta Navidad en las personas y situaciones cotidianas que encontraremos en los próximos días. A veces la Navidad puede ser estresante. A veces la cena no sale tan bien como pensábamos. A veces la gente dice cosas que no deberían decir. A veces la gente nos decepciona. Pero en lugar de intentar tener una Navidad perfecta, de película, reconozcamos que la primera Navidad era gente común y corriente en situaciones comunes y corrientes, pero ahí es donde vino Cristo. Prestemos atención para encontrar a Cristo en nuestra Navidad cotidiana ordinaria, menos que perfecta, también nos preparamos para celebrar.
Encontrar a Cristo en lo ordinario